martes, 11 de enero de 2011

una idea interesante.

No se que hacer. Me confundo entre la realidad y un setimiento inventado por mi cerebro, sazonado quizá con un poco de costumbre, y seducido por lo que parece, algo incondicional. Creo que mi venda es pesada, y he caido en aquello de lo que huyo, me he convertido en lo que desprecio. Sin embargo, no puedo quitármela por completo, por que está pegada, arraigada como un capricho. ¿Y si eso es todo lo que es? ¿Valdrá la pena arriesgar algo tan preciado por algo que puede ser solamente mi reacción infantil ante la pérdida ni siquiera inminente? Me encuentro en un limbo de necesidad estúpida, donde actuo de una forma exagerada para no develar mi cubierta, para no revelar que soy un doble agente que en ambos campos es miserable. Me asusta el hecho de que sea un amor tan puro. Por ello, lo veo de esa forma, y eso me hace paerder la razón, es algo que jamás había enfrentado. ¿Es posible enamorarse del alma de alguien...? ¿Valdrá la pena arriesgar a mi angel? El no se merece alguien como yo, al menos no de esa forma. Merece el cielo, que es de donde ha venido, y estoy en la capacidad de dárselo, si continuamos sin alterar la ecuación y todo permanece en equilibrio. Y no diré que no me ame, ni mucho menos. Lo que sucede con los ángeles es que si, bajan a la tierra, y se enamoran del más perfecto y terrenal de los mortales, pierden aquello que les hace ser celestiales. O quizá me vuelva un poco celestial yo misma, no lo se...En ambos casos, me da miedo. Y si me torno aún mas mortal, o si mi angel se va a su cielo, y no regresa nunca? Sobreviviria, si, pero mi vida seria esencialmente, mas vacia, mas aburrida, mas sin sentido...y una vez perdido esto, morir ya es solo una formalidad. Pero, dejándome de dramatismos, creo que puede ser también parte de mi necesidad neurótica de ser la unica, es un egoísmo intenso combinado con un amor posesivo y loco, que va más alla de aquello que imagino. Pero, si no es lo que quiero, simplemente, no sucederá, no voy a empezar a verle de otra forma. O al menos eso quiero creer. Simplemente...no quiero verlo sufrir de nuevo, o no quiero sufrir yo tampoco. Una idea interesante sería que todo esto es una fantasía loca, que no soy yo y que no es nadie. Sin embargo, si fuese un hecho ignorable, no sería necesario estar aquí, divagando acerca de conclusiones fijas y existentes. Dado que ellas no existen, me es posible revolotear ante lo desconocido, considerar la felicidad más inmensa, combinada con el peor de los temores. La sensación exacta al subir a una montaña rusa. Creo que disfruto el vértigo...pero no la náusea que provoca.

jueves, 6 de enero de 2011

Sexteando

La sexta avenida es un lugar maravilloso. Esta lleno de color, de energía, de tantas cosas...Las iglesias como función primordial  no me parecen agradables, pero son excelentes obras de arte y sitios idóneos para perseguir palomas. Los cafés, llenos de gente interesante, son el lugar ideal para pasar la tarde, y seguir sin pasar la vida. Es como quedarse atorado en el tiempo, entrar a las tiendas con ese extraño pero agradable olor a... antigüedad, no encuentro otra palabra que lo describa, que rebosan de objetos extraños, curiosos, llenos de historia. Ver a las bandas tocando en las calles, un tipo por allá con un organillo mecánico y un peluche de un mono, para preservar el estereotipo sin ser cruel con los animales...Creo que me enamoré, me enamoré de la sexta avenida, de su orden, de las luces, de la gente...es una relación a largo plazo.