jueves, 7 de febrero de 2013

Don Jerónimo

Ayer, mientras cubríamos a ruta usual de regreso a mi casa, justo en el semáforo donde siempre lo encontramos, estaba don Jerónimo. Nosotros hablábamos de las eventualidades de la vida, que si la economía, que si los cambios, que si era bueno o no quedarse en en país, a raíz de la situación actual de nuestra sociedad enferma y torturada... Y allí estaba él, parado en un arriate en medio de una transitada calle, con los ojos cerrados, y las manos abiertas hacia el cielo, a las nueve de la noche, sosteniendo su gorra de todos los días, rezando, dando gracias, supongo, porque había logrado vender todos los panes que suele llevar en un bolso verde que ahora cuelga de su hombro, vacío. Me quedé en silencio por un momento. No sabía cómo continuar mi argumento y mis quejas frente a una persona tan agradecida, tan sencilla, tan llena de esa vida que me falta al ver como se consume mi Guatemala...Me sentí bien, bien porque él me dio una lección, y mal, porque aún siento dentro del mi el remordimiento de no estar haciendo todo lo que puedo para cambiar la vida de muchas personas que sufren, y porque no estoy siendo suficientemente agradecida. Él, don Jerónimo, un anciano que debería dormir la mona en su casa todas las tardes, sale a trabajar porque...Porque sus hijos lo abandonaron, porque mantiene a sus nietos, porque ayuda en su comunidad...no sé por qué; pero pese a que trabaja arduamente todos los días, tiene tiempo y voluntad para dar gracias, para sonreír, para dar bendiciones a todo el que pasa. Gracias a él, por ser una llama que no se apaga. Me recuerda un cortometraje que vi cuando niña de un grupo que llevaba unas velas encendidas. Su velas eran sumergidas en agua, sopladas, encerradas, y nunca dejaban de brillar. A ellos los metían presos, les quitaban todo, los torturaban, y no dejaban de cantar, de sonreír y de mantener vivo ese fuego. Ahora me doy cuenta que era el fuego mismo de la vida, el soplo divino que ardía en su interior, y estoy tratando de avivar el mío.
________________________________________________________________________________

Don Jerónimo ya no está. Murió por una enfermedad que no pudo curar. Esto es muchos años después de la historia original. Pero me pareció un tributo digno a su memoria publicarlo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario