domingo, 21 de noviembre de 2010

Me sente a escribir de noche, actividad que había abandonado hace mucho por mis estudios...que extraño es volver al mundo de las letras, donde tengo la curiosa y a la vez bizarra oportunidad de reinventarme y ser quien yo quiera ser. Peligrosa tarea, hasta cierto punto, por que ahondo en la profundidades mas oscuras de mi ser, que me ocultan más secretos de los que me gustarían, secretos que a mi misma me son ajenos y no soy capaz de develar. El perro está ladrando en medio de la noche, del frío de noviembre, de un noviembre que está grabado en mi conciencia con llamas, con fuego, con la histeria de una necesidad adictiva, con la intensidad de una noche de horror, digna de un cuento de Stephen King...y con la misma suavidad, dulzura, ternura que la mejor historia de un poeta desconocido. Ya no se quien soy, pero se lo que quiero, la más tragica confusion de mi vida.
Y también se lo que no quiero, y lo que no quiero es mas de esta vida donde no soy mas que para alguien. No puedo evitar sentir todo con intensidad. No medias tintas. Que me traería la vida si me dedicase para siempre a ella? A pintarla, a retratarla, a danzarla todos los días...y dejará atras el sueño de ser más que una mujer promedio, de inventar en la ciencia, de crear, de demostrar que es también un arte,  intentando ser perfecto y calculado, pero un arte el fin. En muchos sentidos, sigo siendo yo, pero sin saber quien soy. Y no cambio, pese a que me exterior cambia, se corroe, se desgasta...y no cambia mi mente en este cuerpo que crece, en este cuerpo que no sera eterno, me ahoga la idea de un legado que no he dejado...de un libro que no he escrito, de un arbol que no he plantado, y de un amor profundo que no he entregado a nadie.
Existe una voluntad suprema que nos escucha, que nos creo, que mueve al mundo, a la Tierra, al universo...y nos ve, nos ve tomando decisiones que nos hacen grandes, felices o miserables...ignorando que la unica necesidad, el unico vacio inllenable que llevamos dentro solo puede ser llenado por amor...
Y corremos vertiginosos, hacia el placer, el renombre, la tristeza voluntaria, todo, todo por sentirnos por un segundo mas cerca de ese lugar perfecto donde nada corre, donde el tiempo se detiene y lo vemos desfilar ante nuestras pupilas...

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