miércoles, 27 de abril de 2011

Abril 27

Hasta hoy me dí cuenta de la magnitud  del asunto. Francamente se me había hecho indiferente hasta este preciso instante. Y es que acabo de percatarme de la ausencia. Supongo que es por eso que no encontraba el motivo de mi mal humor últimamente, pero necesitaba la costumbre de alguien que me escuchara sin prejuicios, y sin conocerme, pero a la vez, sabiendo más de mi que nadie que conociera (a excepción, claro, de mis hermanos, madre, y hermanos adoptivos), y que me fascinara al mismo tiempo. Eso es algo que no se encuentra todos los días, y el saberlo perdido (quizá no permanentemente, pero por ahora) me provoca un poco de tristeza. Que triste es extrañar algo que se tuvo por poco tiempo, por voluntad propia o no, la posesión abstracta es más dolorosa. No suelo pensar que la vida deba complicarse tanto, que el mundo deba ser tan difícil, por que en esencia, todo es demasiado sencillo, y somos nosotros, los humanos, los que complicamos las vida. Simplemente no puedo ver por qué el mundo es tan raro, y no es posible vivir como cuando éramos niños, de forma sencilla. Supongo que para ello, tendríamos que ser millonarios y no tener las preocupaciones de un adulto, que son al final las que corrompen nuestra esencia, si las dejamos. 

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